lunes, 2 de mayo de 2016

2 MEDIOS HÁBILES

En ese momento, el Honrado por el Mundo salió serenamente de su
samadhi y se dirigió a Shariputra con estas palabras:
—La sabiduría de los budas es infinitamente profunda e inmensurable. El portal que conduce a esta sabiduría es difícil de entender y difícil de franquear. Ninguno de los que escuchan la voz o de los pratyekabuddhas es capaz de comprenderla.
»¿Y cuál es la razón? Los budas han prestado servicios personales a cien, mil, diez mil, un millón, incontable cantidad de budas, y han llevado a cabo un número incalculable de Caminos de los budas y doctrinas en forma cabal. Se han esforzado con valentía y vigor, y sus nombres son conocidos en todo el universo. Han comprendido la Ley que es profunda y que nunca antes se había dado a conocer, y la predi- can de acuerdo con lo apropiado; y sin embargo, sus intenciones son difíciles de entender.
»Shariputra, desde que logré la Budeidad, he expuesto ampliamente mis enseñanzas recurriendo a diversas causas y semejanzas, y he empleado un sinfín de medios hábiles para guiar a los seres vivos y hacer que renuncien a sus apegos. ¿Y por qué? Porque Los Que Así Llegan están en plena posesión de medios hábiles y del paramita de la sabiduría.
»Shariputra, la sabiduría de Los Que Así Llegan es vasta y profunda. Poseen inconmensurable [amor compasivo], ilimitada [elocuencia], poder, intrepidez, concentración, emancipación y samadhis; se han internado profundamente en lo infinito y han tomado conciencia de la Ley nunca antes adquirida.
»Shariputra, Los Que Así Llegan saben cómo formular diversas distinciones y exponer las enseñanzas con destreza. Sus palabras son amables y suaves, y saben deleitar el corazón de la asamblea.

»Shariputra, para decirlo en pocas palabras: los budas han comprendido plenamente la Ley que es ilimitada, inconmensurable y que nunca antes se había logrado.
»Pero detente, Shariputra; no diré más. ¿Por qué? Porque lo que los budas han logrado es la Ley más extraordinaria y más difícil de entender. El verdadero aspecto de todos los fenómenos solo puede ser comprendido y compartido por budas. Esta realidad consiste en apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente, efecto manifiesto y su coherencia del principio al fin.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Los Héroes del Mundo son insondables.
De todos los seres vivos,
ni los seres celestiales ni las personas del mundo
pueden comprender a los budas.
Nadie puede escrutar o conjeturar
el poder de los budas ni su intrepidez,
ni su emancipación y sus samadhis
ni los demás atributos de los budas.
Tiempo atrás, instruido por incontables budas,
adquirí y practiqué plenamente diversas vías,
doctrinas profundas, sutiles y maravillosas
difíciles de ver y difíciles de comprender.
Por haber practicado estos caminos
durante incalculables millones de kalpas,
en el lugar de la iluminación logré el objetivo.
He llegado a ver y a conocer por completo
el significado de este gran efecto,
las naturalezas y apariencias diversas.
Yo y los otros budas de las diez direcciones
podemos, ahora, comprender tales
cuestiones. Esta Ley no puede describirse;
ante ella, enmudecen las palabras.
No hay entre las otras clases de seres vivos
quien pueda aprehenderla,
salvo los muchos bodisatvas
que ejercen con firmeza el poder de la fe.

Los numerosos discípulos de los budas
han dado en el pasado ofrendas a los budas,
se han librado ya de todos los desbordamientos
y están viviendo su última reencarnación.
Pero ni siquiera las personas así
tienen el poder necesario.
Si el mundo entero
rebosara de personas como Shariputra,
aunque todas ellas emplearan por completo el pensamiento y
sumaran su capacidad,
no podrían escrutar la sabiduría del Buda.
Y aunque las diez direcciones
rebosaran de hombres como Shariputra
o los demás discípulos,
y aunque colmasen las tierras de las diez direcciones
y emplearan por completo el pensamiento y sumaran su capacidad,
así y todo no lograrían comprenderlo.
Si los pratyekabuddhas, de aguda comprensión,
sin desbordamientos, en su última reencarnación,
colmasen los mundos de las diez direcciones,
numerosos como los bambús de un bosque,
y aunque todos ellos se unieran con un mismo propósito
durante un millón de kalpas o durante kalpas incontables,
con el afán de concebir la verdadera sabiduría del Buda,
no podrían comprenderla ni en su aspecto más ínfimo.
Si los bodisatvas que recién emprendieron el rumbo
hicieran ofrendas a budas  incontables,
dominando por completo la intención de las diversas doctrinas,
y también pudieran predicarlas eficazmente;
si ellos, numerosos como
plantas de cáñamo o de arroz, como juncos o bambús,
abundasen en la tierra de las diez direcciones,
con un único pensamiento, con su sabiduría prodigiosa,
y si durante kalpas numerosos como los granos de arena del
Ganges,
todos sumaran sus pensamientos y su capacidad,
ni aun así podrían comprender la sabiduría del Buda.
Si los bodisatvas en el nivel del cual no hay retroceso,

numerosos como los granos de arena del Ganges,
se unieran, con un único pensamiento, en su ponderación y
búsqueda,
tampoco ellos podrían comprenderlo.
También te anuncio, Shariputra,
que he dominado plenamente
esta Ley profunda, sutil y prodigiosa,
libre de desbordamientos, incognoscible.
Solo yo entiendo sus características,
al igual que los budas de las diez direcciones.
Shariputra, debes saber que las palabras de los diversos budas
jamás difieren entre sí.
Debes cultivar el gran poder de la fe
enfocado en la Ley predicada por los budas.
El Honrado por el Mundo lleva largo tiempo exponiendo sus
doctrinas,
y ahora es momento de que revele la verdad.
Voy a anunciar lo siguiente a la asamblea de discípulos que escuchan
la voz
y a los que buscan el vehículo del pratyekabuddha:
he permitido a los seres humanos
liberarse de las ataduras del sufrimiento y lograr el nirvana.
El Buda, mediante el poder de los medios hábiles,
les ha mostrado las enseñanzas de los tres vehículos,
soltando a los seres de este y de aquel apego,
y permitiéndoles obtener la liberación.

En ese momento, había en la gran asamblea mil doscientas personas: discípulos que escuchaban la voz y arhats cuyos desbordamientos habían llegado a su fin, además de Ajnata Kaundinya y otros. Y había monjes, monjas, laicos y laicas que habían concebido el deseo de llegar a ser pratyekabuddhas y discípulos que escuchaban la voz. Y cada uno de ellos albergaba este pensamiento: «¿Por qué razón el Honrado por el Mundo ensalza con tanto énfasis los medios hábiles y señala que la Ley percibida por el Buda es profunda y difícil de entender, que es muy difícil comprender el significado de las palabras que predica, y que esto no puede ser llevado a cabo por los pratyekabuddhas ni por los discípulos que escuchan la voz? Si el Buda predica una sola y única doctrina emancipadora, en tal


caso nosotros también deberíamos ser capaces de comprender esa Ley y lograr el estado de nirvana. No podemos captar el sentido de lo que nos está diciendo».
En ese momento, Shariputra entendió las dudas que albergaban las cuatro clases de creyentes, y que él mismo todavía no había llegado a despejar por completo. Así que se dirigió al Buda con estas palabras:
—Honrado por el Mundo, ¿qué causas y condiciones te llevan a ensalzar los medios hábiles, el recurso más importante que emplean los budas, la Ley profunda, sutil y prodigiosa que es difícil de entender? Desde épocas pasadas hasta hoy, nunca había escuchado esta clase de prédica del Buda. Pero ahora las cuatro clases de creyentes tenemos dudas. Te suplicamos, Honrado por el Mundo, que expongas este asunto. ¿Por qué razón el Honrado por el Mundo elogia sinceramente esta Ley que es profunda, sutil y prodigiosa, y difícil de comprender?
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, Shariputra habló en verso y dijo:

—Sol de sabiduría, gran sabio y honorable,
por fin predicas esta Ley.
Declaras que has adquirido
poder, intrepidez, samadhis,
concentración, emancipación y otros atributos,
y la Ley que supera la facultad del entendimiento.
Nadie es capaz de interrogarte
sobre esta Ley adquirida en el lugar de la iluminación.
«Mi intención es difícil de escrutar,
y nadie puede interrogarme».
Nadie te pregunta, pero tú predicas
y alabas el Camino que recorres.
Tu sabiduría es muy sutil y maravillosa:
la misma que adquieren todos los budas.
Pero hete aquí que los arhats libres de desbordamientos
y quienes buscan el nirvana
han caído en las redes de la duda
y se preguntan por qué razón el Buda predica tales cosas.
Los que buscan ser practicantes que toman conciencia de la causa,
monjes y monjas,
seres celestiales, dragones y espíritus,

así como los gandharvas y otros seres
se miran llenos de perplejidad,
y elevan la mirada al más honorable de los seres con dos piernas.
¿Qué significa todo esto?
Suplico al Buda que nos lo explique.
En la asamblea de los que escuchan la voz,
el Buda ha dicho que soy el más prominente,
y sin embargo no poseo la sabiduría necesaria
para resolver estas dudas y confusiones.
¿En verdad he comprendido la Ley suprema
o sigo aún transitando el camino de la práctica?
Los hijos nacidos de la boca del Buda
unen las palmas de sus manos, elevan la mirada y esperan.
Te suplicamos que pronuncies sonidos sutiles y prodigiosos
y que, esta vez, nos expliques cómo es el verdadero aspecto.
Los seres celestiales, dragones y otras criaturas,
numerosos como los granos de arena del Ganges,
los bodisatvas que buscan ser budas,
en número de ochenta mil, suman una nutrida fuerza,
y los venerables reyes que hacen girar la rueda,
provenientes de diez mil millones de tierras,
todos juntan las palmas de sus manos y, con reverente actitud,
anhelan escuchar la enseñanza perfectamente  dotada.

En ese momento, el Buda se dirigió a Shariputra y dijo:
—¡Detente, detente! No hace falta hablar más. Si expongo sobre esta cuestión, los seres celestiales y los seres humanos de todos los mundos se sorprenderán y dudarán.
Una vez más, Shariputra se dirigió al Buda con estas palabras:
—Honrado por el Mundo, ¡te suplicamos que prediques! ¡Te suplicamos que prediques! ¿Por qué razón? Porque esta asamblea de incalculables cientos, miles, decenas de miles, millones de asamkhyas de seres vivos han visto a los budas en el pasado; sus facultades son enérgicas y afiladas, y su sabiduría es brillante. Si escuchan la prédica del Buda, serán capaces de responder con su creencia reverente.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, Shariputra habló en verso y dijo:

—¡Rey del Dharma, honrado como ningún otro ser,
habla sin reservas, te lo suplicamos!
En esta asamblea multitudinaria
hay seres capaces de creer con reverencia.

El Buda detuvo a Shariputra diciendo:
—Si me refiero a esta cuestión, los seres celestiales, los seres humanos y los asuras de todos los mundos se sorprenderán y dudarán. Los monjes dominados por la arrogancia caerán en un gran foso.
El Honrado por el Mundo repitió entonces en verso lo que acababa de expresar:

—¡Detente, detente, no hace falta hablar más!
Mi Ley es prodigiosa y difícil de escrutar.
Al escucharla, las personas dominadas por la arrogancia
jamás responderán con fe y con reverencia.

En ese momento, Shariputra volvió a dirigirse al Buda con estas palabras:
—Honrado por el Mundo, ¡te suplicamos que prediques! ¡Te suplicamos que prediques! En esta asamblea, actualmente, hay cientos, miles, decenas de miles, millones de personas como yo. Era tras era, hemos asistido a los budas y recibido instrucción. Las personas así, no hay duda, son capaces de creer con reverencia. Durante toda la larga noche, obtendrán paz y descansarán, y gozarán de cuantiosos  beneficios.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, Shariputra habló en verso y dijo:

—El más honorable de los seres con dos piernas,
te suplicamos que prediques esta Ley insuperable.
Yo, considerado el hijo mayor del Buda,
te pido que nos beneficies trazando distinciones y predicando.
Los incontables miembros de esta asamblea
son capaces de dar crédito reverente a esta Ley.
Los budas, a lo largo de las eras,
les han enseñado y los han convertido de este modo.
Todos, con un mismo y único pensamiento, unen las palmas de sus
manos
y ansían escuchar y recibir las palabras del Buda.

Yo y los otros mil doscientos que formamos este grupo,
y todos los demás que desean ser budas,
te suplicamos que, en bien de esta asamblea,
nos beneficies trazando distinciones y predicando.
Cuando escuchemos esta  Ley,
será inmensa nuestra alegría.

En ese momento, el Honrado por el Mundo dijo a Shariputra:
—Tres veces has expresado tu sincera petición. ¿Puedo acaso no predicar? Ahora, debéis escuchar atentamente y reflexionar con cuidado. En bien de vosotros, analizaré y explicaré esta cuestión.
Cuando hubo terminado de decir estas palabras, cinco mil monjes, monjas, laicos y laicas se levantaron de sus asientos inmediatamente, se inclinaron ante el Buda y se marcharon de la asamblea. ¿Y por qué razón? Esas personas tenían profundas y numerosas raíces de culpa; además, su arrogancia era extrema. Creían haber logrado lo que, en realidad, no poseían; creían haber entendido lo que, en realidad, no comprendían. Y como tenían esta debilidad, no pudieron permanecer en el lugar donde estaban.
El Honrado por el Mundo guardó silencio y no intentó detenerlos. Entonces, el Buda dijo a Shariputra:
—Ahora, esta, mi asamblea, está libre de ramas y de hojas, solo compuesta por individuos veraces y firmes. Shariputra, es bien sabido que se han retirado las personas dominadas por su arrogancia. Ahora, escuchad atentamente, y predicaré para vosotros.
—Que así sea, Honrado por el Mundo —dijo Shariputra—. ¡Estamos ansiosos por escuchar!
El Buda dijo a Shariputra:
—Una Ley prodigiosa como esta es predicada por los budas, Los Que Así Llegan, en momentos determinados. Pero, al igual que la floración del udumbara, tales ocasiones son muy extraordinarias. Shariputra, tú y los otros debéis creerme. Las palabras que predican los budas no son huecas ni falsas.
»Shariputra, los budas predican la Ley de acuerdo con lo apropiado, pero el significado es difícil de comprender. ¿Y por qué? Porque nos valemos de infinidad de medios hábiles, analizamos causas y condiciones, y empleamos semejanzas y parábolas para exponer las enseñanzas. Esta Ley no es algo que pueda comprenderse mediante el análisis o la ponderación.
Solo pueden entenderla aquellos que son budas. ¿Y por qué? Porque los budas, los Honrados por el Mundo, aparecen en este mundo debido a una única gran razón. Shariputra, ¿qué significa que los budas, los Honrados por el Mundo, aparezcan en este mundo por una única gran razón?
»Los budas, los Honrados por el Mundo, desean abrir el portal de la sabiduría del Buda a todos los seres vivos, permitirles adquirir pureza. Por eso, aparecen en el mundo. Anhelan mostrar la sabiduría del Buda a los seres vivos, y por eso aparecen en el mundo. Desean hacer que los seres vivos tomen conciencia de la sabiduría del Buda, y por eso aparecen en el mundo. Ansían guiar a los seres vivos a que ingresen en el camino de la sabiduría del Buda, y por eso aparecen en el mundo. Shariputra, esta es la única gran razón por la cual los budas aparecen en el mundo.
»Los budas, Los Que Así Llegan —dijo el Buda a Shariputra—, sencillamente enseñan y convierten a los bodisatvas. Todo lo que hacen obedece, en todo momento, a ese único propósito. Sencillamente, quieren mostrar la sabiduría del Buda a los seres vivos e iluminarlos con respecto a ella.
»Shariputra, Los Que Así Llegan poseen un único vehículo del Buda, que emplean para predicar la Ley a los seres vivos. No poseen otro vehículo, ni un segundo ni un tercero. Shariputra, la Ley predicada por todos los budas de las diez direcciones es así.
»Shariputra, los budas del pasado emplearon infinidad de medios hábiles, diversas causas y condiciones, y semejanzas y parábolas para exponer las doctrinas en bien de los seres vivos. Todas estas doctrinas existen en función del vehículo único del Buda. Todos estos seres vivos, al escuchar las doctrinas de los budas, con el tiempo pueden adquirir la sabiduría que abarca todas las especies.
»Shariputra, cuando los budas del futuro aparezcan en el mundo, ellos también emplearán infinidad de medios hábiles, causas y condiciones diversas, y semejanzas y parábolas para exponer las doctrinas en bien de los seres vivos. Todas estas doctrinas existirán en función del vehículo único del Buda. Y todos estos seres vivos, al escuchar las doctrinas de los budas, con el tiempo podrán adquirir la sabiduría que abarca todas las especies.
»Shariputra, los budas, los Honrados por el Mundo, que existen en la actualidad en los cientos, miles, decenas de miles y millones de tierras de Buda incontables de las diez direcciones, benefician a los seres vivos,y les brindan paz y felicidad en inmensa medida.

Estos budas también recurren a infinidad de medios hábiles, causas y condiciones diversas, y semejanzas y parábolas para exponer las doctrinas en bien de los seres vivos. Todas estas doctrinas existen en función del vehículo único del Buda. Y todos estos seres vivos, al escuchar las doctrinas de los budas, con el tiempo podrán adquirir la sabiduría que abarca todas las especies.
»Shariputra, estos budas simplemente enseñan y convierten a los bodisatvas. Lo hacen porque desean mostrar a los seres vivos la sabiduría del Buda. Lo hacen porque anhelan despertar a los seres vivos a la sabiduría del Buda. Lo hacen porque quieren que los seres vivos entren en el camino de esa sabiduría del Buda.
»Shariputra, ahora yo también haré lo mismo. Sé que los seres vivos poseen diversos deseos, apegos hondamente arraigados en su corazón. Consciente de esta naturaleza fundamental que hay en ellos, me valdré de diversas causas y condiciones, de semejanzas y parábolas, y del poder de medios hábiles para exponerles las doctrinas. Shariputra, actúo así para que todos ellos puedan adquirir el vehículo único del Buda y la sabiduría que abarca todas las especies.
»Shariputra, en los mundos de las diez direcciones, no hay dos vehículos, ¡ni mucho menos, tres! Shariputra, los budas aparecen en los mundos malvados de las cinco impurezas. Estas son las impurezas de la época, del deseo, de los seres vivos, de las ideas y de la duración de la vida.
»Shariputra, cuando la época es impura, y los tiempos, caóticos, la impureza de los seres vivos se agrava; incurren en la codicia y los celos, y echan raíces que no son buenas. A causa de ello, los budas recurren al poder de medios hábiles, crean distinciones en el vehículo único del Buda y lo exponen como si fueran tres.
»Shariputra, si alguno de mis discípulos afirmara ser un arhat o un pratyekabuddha, y así y todo no quisiera entender que los budas, Los Que Así Llegan, simplemente enseñan y convierten a los bodisatvas, esa persona no es mi discípulo, ni es un arhat ni un pratyekabuddha.
»Reitero, Shariputra, si hubiera monjes o monjas que sostuvieran haber alcanzado el estado de arhat, que esta es su última reencarnación, que han llegado al nirvana final y que, por ende, no tienen ya la intención de buscar la iluminación suprema y perfecta, debes entender que las personas así están dominadas por la arrogancia. ¿Por qué lo digo? Porque es impensable que un monje que ha logrado verdaderamente el estado de arhat no crea en esta Ley. La única excepción sería en una época posterior a la muerte del Buda, en la cual no hubiera un buda presente en este mundo.
¿Por qué? Porque, después de que el Buda haya fallecido, será difícil encontrar a alguien que abrace, lea, recite y comprenda el significado de un sutra como este. Pero si las personas hallan a otro buda, entonces lograrán una comprensión decisiva con respecto a esta Ley.
»Shariputra, tú y los otros, con un solo pensamiento, debéis creer en las palabras del Buda y aceptarlas. Las palabras de los budas, de Los Que Así Llegan, no son vacías ni falsas. No existe otro vehículo; solo hay un único vehículo del Buda.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Hay monjes y monjas
que actúan dominados por la arrogancia,
laicos henchidos de amor propio,
laicas sin fe.
Y entre las cuatro clases de creyentes,
estos ascienden a cinco mil.
No pueden ver sus propios errores,
son remisos y reacios a cumplir los preceptos,
se aferran a sus defectos y no quieren cambiar.
Pero estas personas de escasa sabiduría ya se han marchado;
la escoria de esta asamblea
ya se ha ido, enfrentada a la autoridad del Buda.
Estas personas tenían escasos méritos y virtudes
y eran incapaces de recibir esta Ley.
Ahora, la asamblea ha quedado libre de ramas y de hojas,
y solo está integrada por personas firmes y veraces.
Shariputra, escucha con  cuidado,
pues los budas, mediante el poder de infinitos medios hábiles,
en beneficio de los seres vivos,
predican la Ley que han adquirido.
Los pensamientos que ocupan la mente de los seres,
las distintas clases de sendas que recorren,
sus diversas naturalezas y deseos,
las acciones buenas y malas que han cometido en existencias
pasadas,
de todo ello tiene plena conciencia el Buda,

y se vale de causas, semejanzas y parábolas,
palabras que corporeizan el poder de los medios hábiles,
para agradarlos y hacerlos felices a todos.
A veces predica sutras,
estrofas, relatos de sus discípulos en vidas pasadas,
historias de existencias anteriores del Buda, narraciones de sucesos
inauditos.
Otras veces, predica sobre los orígenes,
recurre a semejanzas, parábolas, fragmentos de poesía o discursos.
Para las personas de burdas facultades,
que se solazan en una enseñanza inferior
y se aferran codiciosamente al nacimiento y la muerte,
para aquellos que, pese a los innumerables budas,
no practican el Camino profundo y prodigioso,
y se atribulan y confunden por un sinfín de problemas,
para ellos, predico el nirvana.
Concibo estos medios hábiles
y de ese modo los hago entrar en la sabiduría del Buda.
Hasta ahora, nunca te había dicho
que, sin falta, habrás de adquirir el Camino del Buda.
La razón por la cual jamás hablé de ese modo
es que el tiempo de predicar aún no había llegado.
Pero este es el preciso momento
en que debo, resueltamente, predicar el gran vehículo.
Empleo estas nueve divisiones,
las adapto a los seres vivos cuando predico,
con el propósito esencial de guiarlos hacia el gran vehículo;
así es como predico este sutra.
Hay hijos del Buda que tienen pensamientos puros,
son bondadosos y poseen refinadas facultades,
y han practicado el Camino profundo y prodigioso
con la guía de incontables budas.
Para estos hijos del Buda,
predico este sutra del gran vehículo.
Y vaticino que estas personas,
en una existencia futura, lograrán el Camino del Buda.
Porque, en lo profundo de su corazón, piensan en el Buda
y practican y mantienen los preceptos puros,

tienen asegurado el logro de la Budeidad;
al escuchar esto, sus cuerpos rebosan de inmensa alegría.
El Buda conoce sus intenciones y sus prácticas,
y por eso, para ellos, predica el gran vehículo.
Cuando los que escuchan la voz y los bodisatvas
oyen esta Ley que yo predico,
les basta con escuchar una sola estrofa
para obtener, sin duda, la certeza de que lograrán la Budeidad.
En las tierras de Buda de las diez direcciones
solo existe la Ley del vehículo único;
no hay dos, no hay tres,
salvo cuando el Buda predica de este modo como medio hábil,
y tan solo emplea nombres y términos provisionales
para guiar y conducir a los seres vivos
y predicarles la sabiduría del Buda.
Los budas aparecen en el mundo
solo por esta única razón, que es verdadera;
las otras dos no constituyen la verdad.
Jamás emplean un pequeño  vehículo
para salvar a los seres vivos y llevarlos a la otra orilla.
El mismo Buda habita en el gran vehículo;
adornado con el poder de la meditación y de la sabiduría
que conlleva la Ley que él ha establecido,
utiliza dicho gran vehículo para salvar a los seres vivos.
Yo mismo doy testimonio del Camino insuperable,
el gran vehículo, la Ley en la cual todas las cosas son iguales.
Si utilizara un pequeño vehículo
para convertir aunque más no fuese a una sola persona,
sería culpable de avaricia y de mezquindad,
pero es imposible que algo así ocurra.
Si alguien creyera en el Buda y en él se refugiara,
El Que Así Llega jamás lo defraudaría,
ni sentiría codicia o celos,
pues él ha erradicado el mal de la totalidad de los fenómenos.
Por tal razón, en las diez direcciones,
el Buda es el único que no siente temor.
Yo adorno mi cuerpo con las características distintivas
y proyecto mi luz sobre el mundo.

Soy honrado por multitudes  incalculables
y para ellas predico el emblema de la realidad de las cosas.
Shariputra, debes saber que,
al principio, formulé un juramento,
con la esperanza de hacer que todas las personas
fuesen iguales a mí, sin que hubiese distinción alguna entre
nosotros,
y lo que ansiaba desde hacía tanto tiempo
ahora se ha cumplido.
He convertido a todos los seres vivos
y les he permitido ingresar en el Camino del Buda.
Si, al encontrarme con los seres vivos,
les enseñara en todos los casos el Camino del Buda,
las personas desprovistas de sabiduría se confundirían
y, presas del aturdimiento, no aceptarían mis  enseñanzas.
Sé que estos seres vivos, en el pasado, jamás
han cultivado buenas raíces;
antes bien, se han aferrado obstinadamente a los cinco deseos,
y sus ansias y estupidez han dado origen al sufrimiento.
Sus deseos son la causa
que los lleva a caer en los tres malos senderos,
y a dar vueltas como una rueda por los seis senderos de la existencia
sobrellevando toda suerte de padecimientos y  aflicciones.
Habiendo recibido una diminuta forma en la matriz,
existencia tras existencia crecen en forma constante hasta alcanzar la
madurez.
Estas personas, de escasos méritos y virtudes,
viven afligidas y atribuladas por múltiples sufrimientos.
Se extravían en el tupido bosque de las ideas erróneas,
debatiendo sobre lo existente y lo inexistente
y, por fin, terminan adheridas a estas concepciones,
adoptando las sesenta y dos en su totalidad.1
Se entregan por completo a doctrinas falsas y vacías,
se obstinan en ellas, incapaces de abandonarlas.

Arrogantes e infladas de vanidad,
codiciosas y engañosas, de corazón insincero,
no escucharán el nombre de un buda
en mil, diez mil, un millón de kalpas.
Tampoco querrán oír la enseñanza correcta;
estas personas son difíciles de salvar.
Por tales razones, Shariputra,
en bien de ellas he establecido medios hábiles,
y he predicado la vía que pone fin a todos los sufrimientos
mostrándoles el nirvana.
Pero, aunque predico el nirvana,
este no es la verdadera extinción.
Todos los fenómenos, desde el principio,
llevan consigo constantemente las señales de la serena extinción.
Cuando los hijos del Buda se hayan dedicado al Camino,
en existencias futuras podrán llegar a ser budas.
He utilizado el poder de los medios hábiles
para desplegar y exhibir esta doctrina de los tres vehículos,
pero los Honrados por el Mundo, cada uno de ellos,
predican el Camino del vehículo único.
Ahora, ante esta gran asamblea,
debo disipar todas las dudas y confusiones.
No hay discrepancia entre las palabras de los budas;
solo hay un vehículo único; no hay dos.
Durante incontables kalpas pasados,
los innumerables budas que ya han entrado en la extinción,
budas de cien, de mil, de diez mil y de un millón de clases,
en cantidad imposible de medir,
estos Honrados por el Mundo
se han valido de diversos tipos de causas, semejanzas y parábolas
y han recurrido al poder de incontables medios hábiles
para exponer las características de todos los fenómenos.
Estos Honrados por el Mundo
han predicado la doctrina del vehículo único,
han convertido a incalculables seres vivos
y los han hecho entrar en el Camino del Buda.
Y estos grandes y venerables señores,
conscientes del deseo profundo que llevan en su mente

los seres humanos y los seres celestiales,
y las otras entidades vivientes de todos los mundos,
han empleado aún más medios hábiles
en su afán de esclarecer la verdad más elevada.
Y los seres que hayan conocido a estos budas pasados
y hayan escuchado la Ley, y les hayan dado limosnas,
o hayan observado los preceptos y cultivado la perseverancia,
y hayan sido asiduos, y practicado la meditación y la sabiduría,
y se hayan dedicado de ese modo
a cultivar diversas clases de méritos y de virtud,
en tal caso, todas estas personas
habrán alcanzado el Camino del Buda.
Y cuando los budas hayan pasado a la extinción,
las personas de corazón bondadoso y considerado,
en tal caso, todos estos seres vivos
habrán alcanzado el Camino del Buda.
Y cuando los budas hayan pasado a la extinción,
los que ofrenden a las reliquias,
los que erijan torres de diez mil o de un millón de clases
empleando oro, plata y cristal,
nácar y ágata,
cornalina, lapislázuli y perlas
para purificarlas y ornamentarlas profusamente,
de ese modo;
y los que erijan templos funerarios de piedra
de sándalo o de áloe,
de hovenia o de madera de otras clases,
o de ladrillos, lajas, adobe o tierra,
y los que en medio de las anchas planicies
apilen tierra y construyan un templo funerario a los budas,
y hasta los niños que, en sus juegos,
formen montículos de arena para construir una torre del Buda,
en tal caso todas estas personas
habrán alcanzado el Camino del Buda.
Y si hay personas que, en bien de los budas,
crean y modelan imágenes,
y las tallan con distinguidos relieves,
en tal caso todas habrán alcanzado el Camino del Buda.

Y los que hagan objetos con las siete clases de gemas,
con cobre, cobre rojo o blanco,
peltre, plomo, hojalata,
hierro, madera o arcilla,
o usen tela impregnada en laca o resina
para adornar y crear imágenes del Buda,
esas personas
habrán logrado el Camino del Buda.
Y quienes empleen pigmentos para pintar imágenes del Buda
y dotarlas de las características de un centenar de méritos,
quienes las hagan o encarguen a otros hacerlas
habrán adquirido el Camino del Buda.
Y si los niños al jugar
usaran pincel, una rama o una brizna de hierba
o incluso las uñas
para dibujar una imagen del Buda,
estas personas poco a poco irán acumulando méritos
y llegarán a estar plenamente dotadas de un corazón inmensamente
compasivo,
y todas habrán logrado el Camino del Buda.
Con solo convertir a los bodisatvas
impartirán salvación y liberación a incalculables  multitudes.
Y quienes, en presencia de estas torres conmemorativas
y de esas imágenes pintadas y recamadas de joyas,
ofrenden con reverencia adornos de flores
incienso, estandartes y doseles,
o quienes contraten a otros para tocar música,
batir tambores, soplar cuernos o caracolas,
tocar caramillos, flautas, cítaras, arpas,
laúdes, címbalos y gongs,
emitiendo estos variados y prodigiosos sonidos
con un único y absoluto espíritu de ofrenda;
y quienes, con el alma henchida de gozo,
entonen una canción loando la virtud del Buda,
aunque sea una sola y breve nota,
todos los que actúen así habrán alcanzado el Camino del Buda.
Y el que, abstraído en su confusión o distracción,
tome aunque sea una sola flor

y la ofrende a una imagen pintada,
con el tiempo llegará a ver a incontables budas.
Y el que se incline o haga reverencia
o tan solo una las palmas de sus manos
o alce una sola mano
o apenas incline la cabeza en un mínimo gesto de asentimiento,
si lo hace ante una imagen a modo de ofrenda,
con el tiempo llegará a ver a incontables budas.
Y el que ingrese así en el Camino insuperable
y extienda la salvación en el extranjero a incontables multitudes
entrará en el nirvana donde no hay remanentes,
así como se apaga el fuego cuando se consume la leña.
Y las personas que, con actitud confusa y distraída,
entren en una torre conmemorativa
y exclamen una vez: «¡Alabado sea el Buda!»,
habrán logrado el Camino del Buda.
Y las que, en relación con los budas pasados,
ya sea cuando vivían en el mundo o después de su extinción,
hayan escuchado esta Ley,
todas habrán adquirido el Camino del Buda.
Los Honrados por el Mundo del futuro,
cuyo número será incalculable,
estos, Los Que Así Llegan,
también se valdrán de medios hábiles para predicar la Ley,
y todos ellos, Los Que Así Llegan,
a través de infinidad de medios hábiles
salvarán y liberarán a los seres
para que puedan entrar en la sabiduría del Buda libre de
desbordamientos.
Si hay personas que escuchan la Ley,
ni una sola dejará de lograr la Budeidad.
El juramento original de los budas
fue hacer que el Camino del Buda —que ellos mismos practicaban—
fuese compartido universalmente por todos los seres vivos,
para que ellos también alcanzaran el Camino.
Los budas de las épocas futuras,
aunque prediquen cientos,  miles,
millones, un número incontable de doctrinas,

en verdad lo hacen en bien del vehículo único.
Los budas, los más honorables de los seres con dos piernas,
saben que los fenómenos no tienen una naturaleza fija y constante,
que las semillas de la Budeidad germinan como resultado de las
circunstancias causales,
y por esta razón, predican el vehículo único.
Pero saben que estos fenómenos son parte de una Ley siempre
presente
y que las características del mundo operan en forma continua.
Han llegado a saberlo en el lugar de la iluminación,
y, por ser líderes y maestros, predican medios hábiles.
Los budas que hoy existen en las diez direcciones,
numerosos como los granos de arena del Ganges,
budas a quienes los seres humanos
y celestiales conceden ofrendas, han advenido al mundo
para brindar paz y tranquilidad a los seres.
Ellos también predican la Ley de este modo.
Comprenden la verdad suprema de la serena extinción
y por eso emplean el poder de los medios hábiles;
y aunque indican varios caminos  diferentes,
en verdad lo hacen para conducir hacia el vehículo del Buda.
Comprenden las acciones de los seres,
los pensamientos que yacen en lo profundo de su mente,
las acciones que llevaron a cabo en el pasado,
sus deseos, sus naturalezas, el poder de sus esfuerzos,
y si sus facultades son agudas o torpes;
por eso emplean causas y condiciones diversas,
semejanzas, parábolas y otras palabras y frases,
adaptando a su prédica los medios hábiles.
Ahora, yo también hago así:
con el propósito de dar paz y tranquilidad a los seres,
recurro a varias y diversas doctrinas
para difundir el Camino del Buda.
Mediante el poder de mi sabiduría,
conozco la naturaleza y los deseos de los seres vivos
y a través de los medios hábiles predico estas doctrinas,
haciendo que todos los seres vivos experimenten contento y alborozo.
Shariputra, debes comprender

que yo observo las cosas con el ojo del Buda,
que veo a los seres en los seis senderos,
cuán pobres y afligidos viven, sin mérito ni sabiduría,
los veo internarse en el peligroso camino del nacimiento y la
muerte,
sin que sus aflicciones les den respiro,
profundamente apegados a los cinco deseos,
como un yak enamorado de su cola,
ciegos de codicia y de vanidad,
con la visión tan empañada que no pueden ver nada.
No buscan al Buda, con su inmenso poder,
ni a la Ley que puede poner fin a sus sufrimientos,
sino que cultivan ideas profundamente  erróneas,
como queriendo extinguir el sufrimiento con mayores sufrimientos.
En bien de estos seres,
me armo de un inmenso amor compasivo.
Cuando, al principio, me senté en el lugar de la iluminación,
y contemplé el árbol y caminé a su alrededor,
durante tres veces siete días,
ponderé la cuestión de este modo.
La sabiduría que he alcanzado —pensé—
es sutil, maravillosa y suprema.
Pero los seres, de torpes facultades,
son adictos al placer y viven cegados por la estupidez.
A tales personas,
¿qué puedo decirles, cómo puedo salvarlas?
En ese momento, los reyes de Brahma,
junto con el rey celestial Shakra,
los cuatro reyes celestiales que custodian el mundo,
y el rey celestial Gran Libertad,
en compañía de los demás seres celestiales
y de sus cientos, miles y decenas de miles de seguidores,
unieron las palmas de sus manos en reverencia y se inclinaron,
implorándome que hiciera girar la rueda de la Ley.
De inmediato pensé que
si me limitase a ensalzar el vehículo del Buda,
los seres vivos, hundidos en su sufrimiento,
no podrían creer en esta Ley.

Pero si rechazaran la Ley y no pudieran creer en ella,
caerían en los tres malos senderos.
En tal caso —me dije— sería mejor que no predicara la Ley
y, en cambio, entrara rápidamente en el nirvana.
Entonces mis pensamientos se centraron en los budas del pasado
y en el poder de los medios hábiles empleados por ellos,
y pensé que el Camino al que yo había accedido
también debía ser predicado como tres vehículos.
Cuando pensé de esta forma,
aparecieron los budas de las diez direcciones
para reconfortarme con sus sonidos de Brahma y orientarme.
«¡Bien hecho, Shakyamuni! —me dijeron—.
Líder y maestro sin parangón,
has adquirido la Ley insuperable.
Pero, siguiendo el ejemplo de otros budas,
recurrirás al poder de los medios hábiles;
nosotros también hemos  adquirido
la Ley más maravillosa y prominente,
pero en bien de los seres vivos
trazamos distinciones y predicamos los tres vehículos.
Las personas de escaso saber se deleitan con una doctrina inferior,
incapaces de creer que pueden llegar a ser budas.
Por eso utilizamos medios hábiles,
efectuamos distinciones y exponemos metas diversas.
Pero aunque predicamos tres vehículos,
en realidad lo hacemos para enseñar a los bodisatvas».
Shariputra, debes comprenderlo.
Cuando escuché a estos dignos leones,
y oí su rugido puro, profundo, espléndido y sutil,
expresé mi alborozo infinito clamando: «¡Alabados sean los budas!».
Y en ese momento pensé
que había venido a este mundo impuro y malvado,
y que, así como habían predicado esos budas,
también yo debía seguir ese ejemplo con mis actos.
Después de haber ponderado de esa forma la cuestión,
partí de inmediato con destino a Varanasi.
Los signos de la serena extinción que portan todos los fenómenos
no se pueden explicar con palabras,

por eso empleé el poder de los medios hábiles
para predicar a los cinco ascetas.
Y a esto lo llamé «hacer girar la rueda de la Ley»;
y también usé términos como «sonido del nirvana»,
«arhat», «Dharma» y «Samgha»
para establecer distinciones.
«Desde infinitos kalpas pasados
he enseñado y ensalzado la Ley del nirvana
para poner fin a los largos sufrimientos del nacimiento y la
muerte».
Así fue mi costumbre predicar.
Shariputra, debes saber esto.
Cuando miré a los hijos del Buda,
vi incalculables miles, decenas de miles, millones de seres
resueltos a encontrar el Camino del Buda,
todos con actitud respetuosa y reverente,
todos presentes en el lugar del Buda,
personas que en el pasado habían escuchado a otros budas
y habían oído predicar la Ley a través de medios hábiles.
De inmediato pensé que
la razón por la cual había aparecido El Que Así Llega
era para predicar la sabiduría del Buda.
Este es, precisamente, el momento de hacerlo.
Shariputra, debes comprender
que las personas de burdas facultades y escasa sabiduría,
apegadas a las apariencias, orgullosas y arrogantes,
son incapaces de creer en esta Ley.
Ahora yo, jubiloso e intrépido,
en medio de los bodisatvas,
descartando honestamente los medios hábiles,
predicaré solo el Camino  insuperable.
Cuando los bodisatvas escuchen esta Ley,
se verán liberados de las redes de la duda.
Los mil doscientos arhats
también lograrán la  Budeidad.
Con los mismos métodos que emplean
los budas de las tres existencias para predicar la Ley,
ahora yo haré lo mismo

y predicaré la Ley que no tiene distinciones.
Las épocas en que los budas aparecen en el mundo
son muy espaciadas y difíciles de encontrar.
Y aun cuando ellos advienen al mundo,
les es difícil predicar esta Ley.
Durante incalculables, innumerables kalpas,
es raro que uno llegue a escuchar esta Ley,
del mismo modo, que haya una persona capaz de escuchar esta Ley
es algo extremadamente raro.
Es como la flor de udumbara
que fascina al mundo y causa a todos deleite,
que los seres humanos y celestiales consideran una rareza
porque solo se abre una vez cada incontables eras.
La persona que escucha esta Ley, la ensalza y se deleita en ella,
aunque sea pronunciando una sola palabra,
es porque ha hecho ofrendas
a todos los budas de las tres existencias.
Pero es muy raro encontrar a una persona así;
más raro que ver la flor de udumbara.
No albergues dudas.
Yo, rey de las doctrinas,
anuncio lo siguiente ante la gran asamblea.
Para enseñar y convertir a los bodisatvas,
solo empleo el Camino del vehículo único.
No tengo discípulos que escuchen la voz.
Tú, Shariputra,
y los que escuchan la voz y los bodisatvas,
debéis entender que esta Ley prodigiosa
es la esencia secreta de los budas.
En un mundo malvado donde cunden las cinco impurezas,
los que viven apegados a los deseos y se solazan en ellos,
los seres así,
en última instancia jamás buscan el Camino del Buda.
Cuando, en el mundo futuro las malas personas
escuchen acerca del vehículo único predicado por el Buda,
se sentirán confundidas, no creerán en ello ni lo aceptarán,
rechazarán la Ley y caerán en los malos senderos.
Pero si uno encontrara personas con sentido de la vergüenza,

personas puras resueltas a encontrar el Camino del Buda,
en bien de los seres así
uno deberá ensalzar ampliamente el Camino del vehículo único.
Shariputra, debes comprender  esto.
La Ley de los budas es así.
Para predicar la Ley, recurriendo a diez mil, un millón de medios
hábiles,
ellos actúan de acuerdo con lo apropiado.
Los que no son versados en esta cuestión
no pueden entenderla  cabalmente.
Pero tú y los demás ya sabéis que los budas,
maestros del mundo,
emplean medios hábiles de acuerdo con lo apropiado.
Ya no tendréis más dudas ni confusiones;
en cambio, vuestra mente, pletórica de alegría,
sabrá que lograréis la Budeidad.



1. Sesenta y dos visiones posibles, derivadas de dos concepciones antagónicas: que hay existencia, y que no hay existencia. El término se emplea a menudo en referencia a todas las ideas no budistas predominantes en la época de Shakyamuni.